Enfermedades asociadas a los PCB´s, dioxinas y furanos

PELIGROS PARA LA SALUD QUE ORIGINAN LAS DIOXINAS Y LOS PCB´s

I- Peligros para la salud.

La Organización Mundial de la Salud comprobó, que el PCB es cancerígeno y las dioxinas generadas por la explosión e incendio de los transformadores PRODUCEN:

- Leucemias

- Cáncer (mama, cerebro, melanomas malignos, linfomas, sarcomas de tejidos blandos)

- Mal de Párkinson

- Diabetes

- Hipotiroidismo

- Hipertiroidismo

- Epifisiólisis (Fractura de la cabeza del Fémur)

- Malformaciones

- Chloracné:una condición dolorosa que desfigura la piel, com manchas de color rojizo y eczemas.

- Espina bífida (detectado en el Hospital de Hanoi a los hijos de madres afectadas por el "agente naranja")

- Labio leporino

- Huevo huero (aborto espontáneo aproximadamente a los 3 meses de embarazo, en el que la placenta es expulsada sin feto).

- Testículos no descendidos (criptorquidia). En las zonas de cultivo intensivo en la provincia de Granada y Almería, se han registrado unos 500 casos de criptorquidias

- Penes sumamente pequeños

- Hipospadias, un defecto en el que la uretra que transporta la orina no se prolonga hasta el final del pene.

- Daños al hígado y páncreas.

- Endometriosis.

- Lupus.

- Púrpura.

- Anemias crónicas.

- Bebés con problemas respiratorios.

- Irritación en las mucosas.

- Hiperpigmentación sectorizada de la piel.

La Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA) encontró que los efectos tóxicos se manifiestan aún en trazas, (contaminación de fondo):

* 9 n gr./Kg. pueden dañar sistemas inmunológicos.

* 13 n gr./ Kg. disminuyen las hormonas sexuales en los hombres.

* 47 n gr./ Kg., se observa disminución en el crecimiento de los niños.

Los PCB´s pueden "imitar" a sustancias químicas naturales como las hormonas y pueden perturbar los procesos químicos de los organismos vivos; unos debilitan el sistema inmunológico; otros afectan al desarrollo de los órganos, y promueven el cáncer, Estabilidad, solubilidad en grasas y toxicidad crónica: lo mismo que los Contaminantes Orgánicos Persistentes.

Los peligros en general están asociados a la exposición crónica, aún en concentraciones bajas.

Estos son los que hoy se consideran como los mayores riesgos: PCB imitan el comportamiento de algunas hormonas como los estrógenos y pueden alterar sistema endocrino, provocando defectos de nacimiento y esterilidad.

40 variedades de PCB han sido detectadas en la grasa humana, 62 en la leche materna, (alteran el sistema inmunológico de los niños)

La contaminación se propaga de madre a bebe, por la placenta y la leche. Pueden nacer bebés prematuros, con menor peso y crecimiento más lento, cabezas pequeñas, atraso neurológico.

Suelen padecer Problemas respiratorios

Por otra parte, se comprueba que la toxicidad aguda es relativamente baja.

Los PCB´s y las dioxinas actúan como disruptores endocrinos

Los bifenilos policlorados que se han vertido al medio ambiente,  tienen el potencial para perturbar el sistema endocrino de los animales, incluidos los seres humanos. SE LOS CONSIDERA DISRUPTORES ENDÓCRINOS.
Muchas poblaciones animales han sido afectadas ya por estas sustancias. Entre las repercusiones figuran la disfunción tiroidea en aves y peces; la disminución de la fertilidad en aves, peces, crustáceos y mamíferos; la disminución del éxito de la incubación en aves, peces y tortugas; graves deformidades de nacimiento en aves, peces y tortugas; anormalidades metabólicas en aves, peces y mamíferos; anormalidades de comportamiento en aves; demasculinización y feminización de peces, aves y mamíferos machos; defeminización y masculinización de peces y aves hembras; y peligro para los sistemas inmunitarios en aves y mamíferos. el decir que actúan como disruptores endocrinos, es que funcionan dentro de nuestro organismo como si fueran hormonas, a menudo actúan, concretamente, como un estrógeno fuerte (xenostrógeno) y no solo alteran a largo plazo las correlaciones endocrinas sino que además se ha observado su relación con la aparición de diversos tipos de cánceres, sarcomas y linfomas, y también de neuropatías periféricas, malformaciones congénitas y trastornos de la reproducción.(aumento de endometriosis y esterilidad en ambos sexos)

Los disruptores endocrinos interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal mediante alguno de estos tres mecanismos: suplantando a las hormonas naturales, bloqueando su acción o aumentando o disminuyendo sus niveles. Las sustancias químicas disruptoras endocrinas no son venenos clásicos ni carcinógenos típicos.

Las sustancias químicas sintéticas hormonalmente activas son delincuentes de la autopista de la información biológica que sabotean comunicaciones vitales. Atracan a los mensajeros o los suplantan. Cambian de lugar las señales. Revuelven los mensajes. Siembran desinformación. Causan toda clase de estragos. Dado que los mensajes hormonales organizan muchos aspectos decisivos del desarrollo, desde la diferenciación sexual hasta la organización del cerebro, las sustancias químicas disruptoras hormonales representan un especial peligro antes del nacimiento y en las primeras etapas de la vida. Los disruptores endocrinos pueden poner en peligro la supervivencia de especies enteras, quizá a largo plazo incluso la especie humana.

La especie humana carece de experiencia evolutiva con estos compuestos sintéticos. Estos imitadores artificiales de los estrógenos difieren en aspectos fundamentales de los estrógenos vegetales. Nuestro organismo es capaz de descomponer y excretar los imitadores naturales de los estrógenos, pero muchos de los compuestos artificiales resisten los procesos normales de descomposición y se acumulan en el cuerpo, sometiendo a humanos y animales a una exposición de bajo nivel pero de larga duración. Esta pauta de exposición crónica a sustancias hormonales no tiene precedentes en nuestra historia evolutiva, y para adaptarse a este nuevo peligro harían falta milenios, no décadas.

La mayoría de nosotros portamos varios centenares de sustancias químicas persistentes en nuestro cuerpo, entre ellas muchas que han sido identificadas como disruptores endocrinos. Por otra parte, las portamos en concentraciones que multiplican por varios millares los niveles naturales de los estrógenos libres, es decir, estrógenos que no están enlazados por proteínas sanguíneas y son, por tanto, biológicamente activos.

Se ha descubierto que cantidades insignificantes de estrógeno libre pueden alterar el curso del desarrollo en el útero; tan insignificantes como una décima parte por billón. Las sustancias químicas disruptoras endocrinas pueden actuar juntas y cantidades pequeñas, aparentemente insignificantes, de sustancias químicas individuales, pueden tener un importante efecto acumulativo. Algunos estudios con animales indican que la exposición a sustancias químicas hormonalmente activas en el periodo prenatal o en la edad adulta aumenta la vulnerabilidad a cánceres sensibles a hormonas, como los tumores malignos en mama, próstata, ovarios y útero.

Entre los efectos de los disruptores endocrinos está el aumento de los casos de cáncer de testículo y de endometriosis. El signo más espectacular y preocupante de que los disruptores endocrinos pueden haberse cobrado ya un precio importante se encuentra en los informes que indican que la cantidad y movilidad de los espermatozoides de los varones ha caído en picado en el último medio siglo. El estudio inicial, realizado por un equipo danés encabezado por el doctor Niels Skakkebaek y publicado en 1992, descubrió que la cantidad media de espermatozoides masculinos había descendido un 45 por ciento, desde un promedio de 113 millones por mililitro de semen en 1940 a sólo 66 millones por mililitro en 1990. Al mismo tiempo, el volumen del semen eyaculado había descendido un 25 por ciento, por lo que el descenso real de los espermatozoides equivalía a un 50 por ciento. El descenso amenaza la capacidad fertilizadora masculina.

Entre las sustancias químicas de efectos disruptores sobre el sistema endocrino figuran:

*las dioxinas y furanos, que se generan en la producción de cloro y compuestos clorados, como el PVC o los plaguicidas organoclorados, el blanqueo con cloro de la pasta de papel y la incineración de residuos.

*los PCBs, actualmente prohibidos. Las concentraciones en tejidos humanos han permanecido constantes en los últimos años aun cuando la mayoría de los países industrializados pusieron fin a la producción de PCBs hace más de una década.

*numerosos plaguicidas, algunos prohibidos y otros no, como el DDT y sus productos de degradación, el lindano, el metoxicloro (autorizado en España), piretroides sintéticos, herbicidas de triazina, kepona, dieldrín, vinclozolina, dicofol y clordano, entre otros. *el plaguicida endosulfán, de amplio uso en la agricultura española y en Latinoamérica, a pesar de estar prohibido en numerosos países.

*el HCB (hexaclorobenceno), empleado en síntesis orgánicas, como fungicida para el tratamiento de semillas y como preservador de la madera.

*los ftalatos, utilizados en la fabricación de PVC. El 95 por ciento del DEHP (di(2etilexil)ftalato) se emplea en la fabricación del PVC.

*los alquilfenoles, antioxidantes presentes en el poliestireno modificado y en el PVC, y como productos de la degradación de los detergentes. El p-nonilfenol pertenece a la familia de sustancias químicas sintéticas llamadas alquilfenoles. Los fabricantes añaden nonilfenoles al poliestireno y al cloruro de polivinilo (PVC), como antioxidante para que estos plásticos sean más estables y menos frágiles. Un estudio descubrió que la industria de procesamiento y envasado de alimentos utilizaba PVC que contenían alquilfenoles. Otro informaba del hallazgo de contaminación por nonilfenol en agua que había pasado por cañerías de PVC. La descomposición de sustancias químicas presentes en detergentes industriales, plaguicidas y productos para el cuidado personal pueden dar origen asimismo a nonilfenol.

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